sábado, 13 de abril de 2013

Frenéticamente

Un día tenía que pasar y pasó.
Agarré la bici.
Cargué la sube y volví a mis pagos.
Volví. Pensativa.
Volví.
Y cruce saludando, sospechando de esos anteojos negros.
Eran inofensivos, totalmente.
Me detuve, 10 seg.
Seguí.
Un camión me rozó.
Y yo rece, para que no me rozara.
Finalmente, no sucedió.
Y abrí el porto blanco, débil y oxidado.
Frenéticamente.




Saludé a mi padre, a mi gata y a mi perro.
Saqué plata. La separé. La volví a tomar.
El tiempo corría rápido.
Caminé, tomé coca-cola, fría y sin gas.
Me fui.
Caminé.
Volví.
De nuevo el porto blanco, débil y oxidado.
Frenéticamente.
Me puse un jean.
Hable con ella.
Le dije: Cambiemos de punto de encuentro.
Me dijo: No.
Entonces, salí.
Caminé rápido, pero relajada.
Llegué.
Vino.
Frenéticamente. 

Subir, subir y hacer panorama.
Panorama, que focaliza cosas.
Lindas, cosas lindas.
Olvidadas.
Desesperación.
Pulsaciones en su punto mayor.
Cambio de respiración.
Pánico.
Sudor seco.
Decisión.
Shock
Frenéticamente. 






bajé.
Caminé.
Lloré.
Abrazé.
Fui al cine.
Comí pochoclo.
Me asusté.
Aplaudí.
Locos.
Volví.
Paranoia.
Dos historias.
Distintas, muy.
Las dos me dejaron pensando en,
Causalidad.
Ojos abiertos.
Manos apretadas.
Nunca olvidaré ese momento.
Ahora, pienso el doble.

Adiós. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario