Creo, que tomo por tomar y no porque me guste.
Y ahora me doy cuenta de lo que pasa.
Me doy cuenta, cuando miro mi cara reflejada en ese vaso grande de Coca-Cola.
Me doy cuenta de todo.
De que me obsesiono.
De que dejo pasar el tiempo.
Y el tiempo, debe ser valorado.
Me doy cuenta, de que no me despegue, y que vos si.
Me doy cuenta, que estoy creciendo.
Me doy cuenta, de que me estoy despegando de ellos. Y a ellos les cuesta.
Los miro de otra forma.
Los quiero demasiado, pero no los veo igual.
Y tanto pensar, me hace doler cuello y cabeza.
Y tanta espera, me hace desesperar.
Levantarme en la madrugada.
Mirar la tormenta y pensar.
Y pensar.
Y otra vez cabeza y cuello, vuelven a llorar.
Taparse.
Reír.
Reír de mis propios pensamientos.
Como si mente y corazón estuvieran divididos.
Cuando realmente, no lo están.
O sí.
No lo sé.
Creo que están unidos.
Con un par de arterias, venas y demás cosas que debemos tener adentro.
Y mi cabeza, piensa, piensa y piensa.
Y me duele, duele, duele.
Porque piensa y se acelera, va más rápido que mis piernas y eso hace doler mi corazón.
Espero encontrarme.
Espero encontrarte.
Espero la relajación.
Espero ese momento con ansias.
Adiós.
Pd: Armonía y dulce de leche.