domingo, 13 de octubre de 2013

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Todo los días pienso en eso.
Eso que me acompleja.
Eso que no significa nada.
Algo abstracto.
Algo.
Algo es algo.
Algo que no tiene nombre, algo.
Entonces pienso en eso y mi cabeza divaga.
Se va.
Vuela.
Imagina
¿Porqué estamos acá?
¿Cuál es vuestra misión?
¿Voy bien por este carril?
¿Doblo?
¿Cruzo?
¿Salto?
¿Qué?
¿Qué tengo que hacer?
¿Voy bien?
La respuesta es siempre la misma.
No hay respuesta.
Viví y dejá de preguntar.

Adiós. 

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